«A la física y la atmósfera no le importan nuestras relaciones públicas ni nuestro bienestar»

Primera parte de la entrevista con Marek Szolc, concejal de la ciudad De Varsovia

, de traducido por Martyna Anna Wierzbicka, Wojciech Zajączkowski

«A la física y la atmósfera no le importan nuestras relaciones públicas ni nuestro bienestar»
Marek Szolc, concejal de Varsovia

Entrevista a Marek Szolc, concejal de la ciudad de Varsovia, vicepresidente del Comité de Protección Medioambiental y experto en política climática.

Wojciech Zajączkowski: Por lo general, cuando pensamos en políticas medioambientales, solemos pensar en actuaciones a gran escala, actuaciones macro, que suceden a nivel gubernamental o internacional. Pero nos olvidamos de los actos que podemos realizar a diario, no solo a raíz de acciones individuales, sino también a nivel de políticas locales. En el pasado fue usted activista, actualmente es usted concejal. Entonces, ¿cómo, en su opinión, la política local y el activismo urbano pueden contribuir a configurar políticas para contrarrestar el cambio climático y su mitigación?

Marek Sczolc: Es una pregunta muy importante porque, de hecho, el marco estratégico lo determinamos nosotros, ya sean políticas a nivel europeo, o diferentes soluciones a nivel nacional. Es más, esto tiene un impacto muy directo en las cosas que podemos hacer a nivel local, porque solo podemos tomar iniciativas en la medida en que la ley o las medidas nos lo permitan. Por otro lado, de hecho, incluso en Polonia, un país en el cual las cosas no parecen ir tan bien, el gobierno local y las autoridades locales tienen mucho espacio para la acción, donde pueden mejorar esta política climática e implementarla en la práctica, acercándonos a los objetivos: la neutralidad climática y la protección de la biodiversidad.

Desafortunadamente, en Polonia, los gobiernos locales poseen una muy limitada influencia en las políticas energéticas, las cuales se hallan esencialmente en las manos de empresas estatales. Desde hace bastantes años no ha habido un planteamiento sensato de cómo incluir a las comunidades y los gobiernos locales en las actividades de transformación energética. Es cierto que podemos invertir y poner paneles fotovoltaicos o aumentar la eficiencia energética de los edificios, no obstante, desde el punto de vista de la generación de energía limpia, los gobiernos locales no tienen competencias. Se trata de una terrible noticia, dado que es la energía la principal fuente de emisiones, así como un desafío estratégico. Afortunadamente, el gobierno local tiene una amplia gama de competencias en otras áreas.

En primer lugar, el modo de calentar nuestras casas y edificios, un área en el que todos deberíamos actuar. El sector de la calefacción en Polonia está muy descentralizado. Tenemos un problema en forma de cinco millones de estufas que no cumplen con ningún criterio ambiental, principalmente de carbón u otros combustibles sólidos, que necesitan ser reemplazados lo antes posible, porque contribuyen a la generación de niebla tóxica y, al mismo tiempo, son también una gran fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Por tanto, se trata de algo que deben y pueden abordar los gobiernos locales. Por un lado, los voivodatos, a nivel de resoluciones contra la niebla tóxica, y por otro, programas municipales de subsidios, para la liquidación de estufas de combustible sólido. Este problema sería de compleja resolución para el gobierno central, dado que se trata de un problema verdaderamente local. A menudo es un problema de comunidades bastante pequeñas y los intentos de combatirlo de manera centralizada, por ejemplo, con el programa gubernamental “Aire Limpio”, resultaron ser un completo fracaso.

El segundo ámbito a tener en cuenta, en donde los gobiernos locales tienen mucho que decir, es la movilidad. En Polonia, la planificación urbana, el transporte público, cuestiones relacionadas con, por ejemplo, la creación de zonas con aparcamientos de pago o la introducción de zonas de transporte limpio son todas competencias locales. Los gobiernos locales tienen a su alcance muchas herramientas, aunque podrían tener más, con las cuales pueden moldear las opciones de movilidad de los ciudadanos. Depende de la decisión del gobierno local que sus habitantes utilicen únicamente automóviles privados, si no construye carriles bici y si convierte todos los espacios en un gran estacionamiento, o que promueva una movilidad sostenible invirtiendo, por ejemplo, en autobuses de baja emisión, creando zonas de estacionamiento de pago, limitando el tráfico de automóviles privados. Esto es todo lo que podemos hacer y presionar a nivel local.

Desde el punto de vista de la política climática también es importante el ámbito de la adaptación. Esto es, a día de hoy no solamente tenemos que pensar cómo proteger o cómo frenar el cambio climático mediante la reducción de gases de efecto invernadero. Nosotros ya sabemos que el cambio climático y sus consecuencias serán para nosotros muy, pero que muy difíciles. Precisamente por eso, los gobiernos locales deben prepararse a sí mismos así como también a sus ciudadanos y ciudadanas, para apaciguar todas estas consecuencias negativas. Para que, por ejemplo, las olas de calor en las ciudades sean menos onerosas y que la infraestructura de la ciudad esté mejor preparada, por ejemplo, para tormentas violentas o lluvias repentinas. Los gobiernos locales deben revertir el hormigón en nuestras ciudades, para que haya más vida en ellas, más espacios verdes, reduciendo las molestias térmicas y, al mismo tiempo, creando espacios amigables donde la gente simplemente quiera vivir. Todas estas acciones, cuyo catálogo es más amplio, se llevan a cabo a nivel local. Pueden parecer insignificantes por separado, pero su efecto acumulativo es realmente poderoso.

Lamentablemente, el efecto de todas las acciones negativas y los descuidos de las últimas décadas es igual de poderoso. Tampoco puede ocultarse que, durante muchos años, los gobiernos locales optaban por el transporte privado, invirtiendo únicamente en las carreteras y todo aquello que podía cubrirse de hormigón. La política de planificación sin sentido estaba destruyendo el tejido urbano, lo que llevó a la suburbanización con la que tenemos que lidiar en la actualidad. Me parece que esto puede ser una prueba de que, dado que esta suma de estas consecuencias negativas de varias acciones incorrectas, se siente hoy en Polonia, la suma de todas estas pequeñas acciones positivas será igualmente visible e igualmente fuerte para nosotros, siempre que comencemos a implementarlos de manera consistente.

WZ: Todas estas pequeñas e individuales acciones que usted mismo ha nombrado, desde luego que son muy importantes, pero, aunque sean muchas, ¿podrán contrarrestar el descuido del que usted mismo ha hablado?

MS: Estos descuidos deben ser, ante todo, subsanados. Incluso hoy en día el conocimiento local sobre cómo distribuir la infraestructura de nuestras ciudades y pueblos o cómo debemos configurar las políticas de las que he hablado, es muy bajo. Seguimos teniendo ejemplos de municipios que, para revitalizar preciosos espacios verdes, los cubren de hormigón. Por otra parte, tenemos muchos lugares donde, en lugar de invertir en transporte público moderno, en transporte ferroviario, construir redes de transporte y tratar la movilidad como un servicio, todo lo que las autoridades hacen es construir más carriles a las calles existentes, pensando que esto eventualmente aliviará los terribles atascos que incordian sus localidades.

La escala de la crisis ambiental y climática que enfrentamos requiere acciones al más bajo nivel posible y requiere que sean emprendidas de manera solidaria por todos aquellos que sean capaces de hacerlo, tengan espacio, capital y poder institucional para hacerlo.

WZ: ¿Existe alguna demarcación clara entre lo que puede hacer usted como concejal o, más en general, el Ayuntamiento de Varsovia a la hora de diseñar estas políticas, o la mayoría de las mismas depende del alcalde de la ciudad?

MS: En el sistema polaco de gobiernos locales, el poder ejecutivo se halla en manos del alcalde. Pero el Ayuntamiento de Varsovia tiene tres competencias clave desde el punto de vista de las acciones a tomar y su orientación.

La primera competencia es, por supuesto. presupuestaria. En Polonia, los consejos municipales, los concejos de distrito o las asambleas de voivodatos votan sobre el presupuesto. Aunque el presupuesto lo propone el órgano ejecutivo, es decir, en este caso, el presidente de Varsovia, siempre es un proceso en el que diferentes actores tienen que acordar una solución final. Por lo que la principal herramienta que poseemos es el presupuesto, debido a que muchas inversiones necesarias no se pueden realizar sin una adecuada asignación de fondos. De modo que estoy convencido de que si, por ejemplo, el Presidente de Varsovia nos propusiera un presupuesto que careciera radicalmente de fondos para programas estratégicos, como la eliminación del humo tóxico en Varsovia, el Consejo de Varsovia introduciría las enmiendas apropiadas. De esta manera, obligaría al órgano ejecutivo, esto es, al presidente, a perseguir la realización de esta prioridad.

La segunda área en la que el Consejo de Varsovia tiene competencia es la aceptación de numerosas políticas municipales, es decir, documentos estratégicos que marcarán el funcionamiento de la ciudad durante varios años. Por ejemplo, en este mandato votamos sobre la estrategia de adaptación de la ciudad de Varsovia a los cambios del clima. Se trata de un documento estratégico que analiza diversos riesgos relacionados con el cambio climático y sus consecuencias y establece las líneas de acción para que podamos prepararnos. Eso mismo sucede con la Estrategia Varsovia 2030. Los documentos estratégicos, las políticas, son algo sobre lo que el Consejo tiene influencia. Nosotros formamos parte en la decisión de dichos indicadores.

Y la tercera competencia, que puede parecer un poco técnica, es la política de planificación. En Polonia, es responsabilidad de los organismos colectivos, como el Consejo de Varsovia, adoptar planes de desarrollo espacial. Estos planos son creados y propuestos por el Ayuntamiento de Varsovia, es decir, de facto, por el Presidente y sus funcionarios. Sin embargo, nosotros tenemos la capacidad de aceptar o rechazar dichos planos. Y la política de planificación es muy importante, porque en ella decidimos qué ciudad construimos, qué tipo de tejido de ciudad permitimos, cómo será la movilidad en la ciudad, si la ciudad es difusa o cohesionada, si hay poca o una gran cantidad de espacios verdes en esta ciudad, ya sea que haya espacio para el transporte público o solo para automóviles privados. En los planos, también podemos definir de manera bastante amplia, por ejemplo, cuestiones relacionadas con, por ejemplo, fuentes de calor en edificios o cuestiones tales como conexiones a varios servicios públicos o toda la infraestructura necesaria.

WZ: ¿El Consejo de Varsovia colabora con otros consejos de la UE?

Sí, la ciudad capital de Varsovia, como unidad de gobierno local, coopera con ciudades asociadas principalmente a través del órgano ejecutivo, esto es, es el presidente. Disponemos de foros para el intercambio de información y buenas prácticas. Además, el propio presidente Trzaskowski se reúne muy a menudo con la alcaldesa de París, el alcalde de Londres y representantes de otras ciudades, porque esos intercambios son muy necesarios. El intercambio de prácticas innovadoras, comparando situaciones y problemas, a menudo permite crear una nueva perspectiva y evitar los dolorosos problemas de «reinventar la rueda». Si alguien en algún lugar ya ha resuelto un problema con éxito, es bueno aprender de esas personas.

Varsovia también forma parte del acuerdo C40, un acuerdo de ciudades que trabajan por el clima. En el marco de este acuerdo, ha asumido una serie de compromisos serios e importantes que, junto con otras ciudades y municipios miembros, quiere resolver y avanzar en esta sensible área que es el clima. Entonces sí, ayuda, pero la clave está en que sucedan muchas cosas en la propia ciudad, que las acciones que se introducen no solo tengan un efecto simbólico o de relaciones públicas, sino que en realidad conduzcan a una mejora de la situación. Estamos en una etapa en la que competimos con la física. A la física y la atmósfera no le importan nuestras relaciones públicas ni nuestro bienestar. En cuanto a las medidas de éxito, la única medida de éxito que deberíamos considerar es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, llevándolas al nivel más bajo posible, lo antes posible. Este es el efecto por el que debemos luchar y que debemos exigir.

WZ: Como presidente del Comité de Medio Ambiente, trabajó usted en el Programa de Protección Ambiental para la Ciudad de Varsovia para los años 2021-24 antes mencionado. En su opinión, ¿este plan es lo suficientemente extenso en términos de acciones que podrían tomarse para proteger el clima?

MS: El programa de protección medioambiental es un documento que no tiene una perspectiva de largo alcance. Varsovia tiene la obligación legal de crear dicho documento, al igual que otros gobiernos locales. El hincapié está en que el gobierno local posea oficialmente un cierto marco para llevar a cabo la política de protección medioambiental teniendo en cuenta varios desafíos locales específicos. Como he mencionado, Varsovia tiene, por ejemplo, una política separada en el campo de contrarrestar el cambio climático o adaptarse a sus consecuencias, porque en ese ámbito se necesitaba un documento mucho más extenso y mucho más centrado en este aspecto.

El programa de protección medioambiental agrega estos datos, sí, este es un lugar donde, al leer este documento, podemos obtener una buena idea de dónde nos encontramos exactamente en este momento en términos de diferentes áreas, ya sea la calidad del aire, la contaminación acústica o problemas de agua en la ciudad. Es una revisión que establece un marco para la acción, y me alegro porque la calidad de este documento aumenta con cada edición posterior. Sin embargo, sigue siendo un documento algo informativo, un poco estratégico. Dicho documento siempre debe ir acompañado de programas operativos más específicos, porque es un documento que da muchos números en los que basarse y también hace diagnósticos precisos y relevantes, pero aún no es un documento que contribuya al cambio a nivel operativo. El programa de protección medioambiental señala, por ejemplo, los problemas de la mala calidad del aire en Varsovia, analiza sus causas, pero es algo separado del sistema de subsidio municipal para el desmantelamiento de estufas, que ha estado en funcionamiento durante algún tiempo. Tales programas operativos y soluciones más específicas deben acompañar siempre a este tipo de documentos, porque de lo contrario solo sabemos que tenemos un problema, pero no lo resolvemos.

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